“Tú estás enojado porque hemos pecado; desde hace mucho te hemos ofendido. Todos nosotros somos como un hombre impuro; todas nuestras buenas obras son como un trapo sucio.” Isaías dice, “te ocultaste de nosotros y nos has abandonado por causa de nuestra maldad.”
Libéranos, o Señor, de las pruebas y tribulaciones que nos hemos puesto. Libéranos de este cargo que recogimos con entusiasmo y libertad, porque es demasiado pesado llevar. Libéranos de nosotros mismos en palabras, acciones, y hechos.