El camino más sabio es entregarse a la voluntad de “Dios, el único y sabio” cuando se nos revela. María estaba confundida por su encuentro con el ángel Gabriel pero dijo sabiamente, “Aquí estoy,” a pesar de eso. De hecho, tener sabiduría no significa tener todas las respuestas. La sabiduría reside en esperar activamente para la palabra de Dios que nos llega en su momento designado. Involucra confianza en la provisión de Dios para poder decir “sí” al llamado de Dios.