“Ni el luz del día separándonos. Sólo existe el parentesco. Avanzándonos poco a poco hacia una comunidad de parentesco tal como Dios podría reconocerla. Dentro de poco imaginamos, con Dios, este círculo de compasión.” Gregory Boyle, Tattoos on the Heart: The Power of Boundless Compassion
En un círculo, todo cambia. Imagina estar codo a codo con vista y posición iguales. El rudo individualismo desaparece, normas de poder previamente aceptadas rompen, conexiones humanas amplían, y el parentesco nace. Ésta es nuestra mayor fortaleza. Nuestro parentesco nos teje con el amor incondicional y abundante de Dios. El parentesco verdadero es inquebrantable sino suave; mantiene, honra, y celebra nuestras diferencias, mientras reconocemos a nosotros mismos en los ojos del otro.