Una amiga mía siempre responde a preguntas sobre sí misma con la respuesta, “Estoy bendecida.” Otra amiga, cuando nos despedimos, dice, “Que las bendiciones te acompañen.” Otro amigo tiene una pegatina en el parachoques que dice, “Estoy demasiado bendecido para preocuparme.” Todos estos amigos son cristianos y afroamericanos, pero el concepto de estar y sentirse bendecido cruza muchas etnias y fes. El estado de estar bendecido tiene muchos significados resultando en una combinación de conceptos seculares, judíos, y cristianos. Tiene sentido que usamos la palabra bendecido para decir sumamente alegre, sereno, y afortunado. Estar bendecido suele resultar de alguien que nos cuida, nos ama, o quiere cosas buenas para nosotros. Suelo referir a una cosa buena que le ocurre a alguien como una bendición. Estar bendecido envuelve el amor. Cuando el don es más profundo, más profundo es el amor. Cuando Dios nos bendice, en cualquiera manera que ocurra, queremos compartirlo con un ser querido. Cuando algo extraordinario me pasó, sabía que debía compartirlo con mis padres primero, así que lo hice. Sin embargo, tenía una amiga llamada Joy, cuyo consejo buscaba y cuya opinión me importaba profundamente. Me conocía tan bien, que usualmente podía predecir lo que yo diría. Quizás, como Isabel, el Espíritu reposaba sobre ella, informándole sobre la cosa bendita que me había pasado. María se apresura a la casa de Isabel después de la visita de Gabriel, que compartió las buenas noticias de que ella daría luz al hijo de Dios. Llena del Espíritu Santo, Isabel da fe de lo sagrado dentro de María. Isabel reconoce a María como ha sido bendecida tres veces: bendecida por el favor de Dios, bendecida con y por Jesús, y bendecida en su creencia en la profecía de Dios cumplida por ella. Lo que noto de esta lectura, ya habiendo pasado tiempo con la palabra bendita, es que el Magníficat es la respuesta de María a la exclamación de su prima tres veces que Dios consagró a María como sagrada y santa. ¿Cuánto fue informado la respuesta de María por la proclamación de Isabel sobre la naturaleza bendecida de María? Estos pensamientos reflejan el poder de leer y releer las escrituras, de escuchar a los demás leyéndolas, leyéndolas sólo, leyéndolas en voz alta — cada vez, Dios tiene algo que decirnos. Por mi parte, estas lecturas recientes revelaron la importancia de la gente que nos ama y que contribuyen y testifican a la realidad de que somos bendecidos. Dios amó tanto al mundo, que dio a su bendito Hijo. Dios bendijo a María al dar a luz a Jesús. Mientras esperamos a Jesús con un espíritu de embarazada agrega algo bendito a tu pensamiento y a tu diálogo interno. ¿Quieres decir afortunado o santificado? ¿Cómo cambia la manera en que te ves?
